nunca voy amar mi acné, pero amo a mi cuerpo

Después de muchísimo tiempo de no escribir un blog post… me dieron de ganas de compartir una parte de mi proceso de aceptación corporal que ha sido todo un reto para mi (por no decir, algo que implicado mucho dolor).  Son pocas las veces que comparto experiencias personales, y siempre digo que es porque este espacio no se trata de mi. Y para ser honesta hay otras dos razones más reales… la primera, reconozco que tengo muchos privilegios y me es difícil compartir porque no quiero continuar siendo parte del problema. Y la segunda, porque es ponerme en un lugar vulnerable y ufff es de las cosas más difíciles para mi. 

Hoy voy a atreverme a ser vulnerable, porque creo que puede aportar un granito de arena en el proceso de alguien. 

Este último mes (febrero) estuvimos hablando en las redes sobre el proceso de aceptación corporal y todo lo qué implica. Es un tema que me encanta, pero al mismo tiempo siento que ha sido tan distorsionado. 

Nos han hecho creer que *aceptación corporal* es amar cada parte de nuestro cuerpo, redefinir todo lo que no nos gusta a algo funcional o incluso forzarnos a verlo «hermoso». Pero siento que el discurso se queda en lo mismo, lo más importante es como vemos al cuerpo. 

Y bueno, te cuento un pedacito de mi historia (con mucha incomodidad y nervios).

Desde que desarrolle, a los 9 años, o tal vez un poquito antes de esto… he tenido acné. No me recuerdo muy bien de mi historia de cómo apareció pero si me resaltan recuerdos de ir al dermatologx unas cuantas veces, mi mamá comprando maquillaje (que no era realmente maquillaje porque era niña) para cubrirlo y tomando diferentes medicinas. Yo se que casi todxs lxs pubertxs tienen acné, pero yo era muy consciente de que tenía más de lo normal. O sea, lo podía notar. Y además, siempre habían personas que me resaltaban algo que yo era capaz de ver con un espejo todos los días. La verdad es que no solo sentía tanta incomodidad, sino hasta vergüenza de mi cuerpo… de mi cara 🙁 Woww que fuerte escribir esto, pero es la verdad. 

No sé si decir que sufrí bullying por esto, porque ¿cuál es la diferencia entre bullying y «solo ser molestada»? O tal vez soy yo intentando minimizar mis experiencias. En fin, recibí muchísimos apodos de mis amigxs y no tan amigxs.  Y era algo que me dolía demasiado.

Por supuesto probe «n» cantidad de productos y doctores y de todo. Y agradezco a mi mamá que con mucha compasión trataba de ver cómo podía ayudarme. Cada vez que probaba algo nuevo tenía la esperanza de que se quitará el acné (y las manchas) por completo y poder vivir sin preocuparme de intentar cubrir cada cosita de mi cara. O sea, mi sueño era no tener que usar make-up. Y bueno, así se me pasaron muchísimos años de mi vida, entre probar productos y una frustración enorme de que nada servia. Y honestamente, enojada con las personas de esos testimonios de antes y después, porque yo no era «la historia exitosa».  

Hasta que llegue como a los 21 años o algo así, y conocí las pastillas «mágicas» (los anticonceptivos). Un doctor que sin hacerme exámenes ni nada me dijo que tenía un desbalance hormonal y me receto anticonceptivos. Y wowww mi sueño del antes y después se hizo realidad. Mi cara no tenía acné ni tampoco manchas. Y quisiera decirte que este es el final feliz de la historia pero no. Las pastillas anticonceptivas «arreglaron mi acné» pero destruyeron mi salud mental. Mis emociones estaban «all over the place», tenía pensamientos depresivos y me sentía en super desconexión de mi. Pero pase +2 años tomando las pastillas… no se si porque no era consciente del impacto que tenían en mi salud mental o si estaba en luna de miel con mi cara sin acné. Y tampoco fue como que el doctor se dignara a hablarme de las posibles consecuencias secundarias o darme un seguimiento… que raro verdad? *sarcasmo*. 

No sé como un día decidí que las iba a dejar… y me las quite. Creo que pensé, «después de tanto tiempo fijo se arreglo el problema hormonal y ya no quiero sentirme tan mal, entonces las dejo». Pero el acné regreso… y  peor que antes. En este tiempo yo ya estaba trabajando de nutricionista y la vergüenza que tenía de niña se triplico. Me recuerdo que iba a meterme al baño +5 veces en el día para «arreglarme» la cara, y unas cuantas veces a llorar. Y mi peor miedo era que alguien me comentará algo 🙁 Y obvio, paso… no se si muchas veces pero me recuerdo de esta chava que me dijo algo así como «aay qué te paso en la cara? tenías la cara tan linda. Te pregunto porque a mi también me paso y yo tome xyz… solo te digo para ayudarte». Y solo quería desaparecerme. 

Para no hacer la historia tan larga, regrese a tomar las anticonceptivas por un tiempo y luego decidí dejarlas definitivamente. Y esto último coincidió en cuando tuve mi etapa de conductas desordenas (esta historia esta en otro blog post), pero en resumen… cambiar mi alimentación tampoco curo mi acné. Y después de esto nunca regrese a las pastillas; aunque no lo voy a negar, he tenido etapas de crisis donde me dan ganas (la última en 2020). 

Sigo teniendo acné… a veces esta mejor, a veces esta muy mal. Y ahora se que tiene que ver con muchísimas cosas, principalmente genética. Toda mi familia del lado de mi mamá ha tenido acné, aunque yo soy de las que se llevo el premio más grande jaja. Y si recuerdo con mucho cariño a una dermatóloga que me dijo esto alguna vez, pero yo solo no quise escuchar porque «ella qué sabía», si están todas esas historias exitosas del antes y después. Esto me recuerda tanto a ser compasiva con las personas que solo están buscando su historia de «éxito» con las dietas.

Y creo que llega un punto en dónde te toca decidir: seguir peleando con algo que no esta en tu control (o sea, casi nada) o hacer las paces con ello. Hacer las paces incluso aunque no te guste. Bueno, y la tercera opción hubiera sido usar recursos que me hacían más daño que ayudar (las anticonceptivas) para encajar en un molde que alguien decidió poner. 

Nunca voy amar a mi acné, tampoco hay una historia linda detrás de cada cicatriz…ni le voy a encontrar una función a mis manchas; pero estoy en paz con mi cuerpo (incluyendo el acné). 

Amo mi cuerpo… por todo lo que hace por mi y porque me sostiene en esta vida. Y también hay días en que me frustra ver que de la nada me sale más acné (o que hay otro montón de cosas que tal vez no me gustan). Pero eso no quiere decir que voy a poner en riesgo mi salud mental  o mi relación con la comida, ni que voy a gastar cantidades ridículas de dinero en productos que no me van a funcionar. Y tampoco quiere decir que dejo de un lado mis practicas de autocuidado, porque para nada… «me lavo mi carita con agua y con jabón como pin pon» jajaj y hago lo que puedo, confiando en que mi cuerpo hace su trabajo. Y recordándome que el acné (que no me gusta), es parte de la diversidad corporal.

No sé cual sea el proceso que estás transitando en este momento con tu cuerpo; y mi intención jamás es decirte «si yo puedo, tu también podes». Porque no se cuál es tu historia, tus recursos, tus círculos de apoyo, etc… Pero espero que pueda darte otra perspectiva de todo el discurso que hay sobre la aceptación corporal (: y quizás brindarte un pedacito de esperanza de que podes encontrar un poquito de calma en tu cuerpo.

con amor, pao (:

ps. por favor, no me des (ni le des a otrxs) recomendaciones no solicitadas (: no va de eso este post.